The best Galician oysters in Barcelona
Hablar de ostras es hablar de Galicia y hablar de las mejores, también. Y como lo nuestro es el marisco y lo mejor de Galicia, nuestras ostras en Barcelona, son de las mejores.
Tomar ostras tal cual, frescas y al natural, o con un chorrito de limón, servidas sobre una cama de hielo picado es un placer de tiempos inmemorables. Un lujo antes adjudicado a nobles y grandes banquetes, pero hoy un capricho al alcance de todos.
Para los amantes del marisco, no hay mayor placer que abrir boca con un par de ostras gallegas. Por algo son las “Reinas del marisco”. Comer una ostra entera y fresca tiene un efecto tonificador inmediato: un cóctel de vitaminas y minerales potente y exquisito.
El poder de una ostra
Su alto contenido en yodo y zinc refuerzan el sistema inmunológico y favorecen el proceso de curación del organismo, por eso dicen los gallegos -que saben mucho de ostras- que cuando se tiene una enfermedad el proceso de curación es mucho más rápido si se toman ostras. De su legendaria fama de afrodisíacas, sólo podemos decir que le viene dada por ser el alimento con más alto contenido en zinc, que aumenta la producción de testosterona.
Saber escoger las mejores ostras
Las ostras gallegas están consideradas las mejores y más suculentas del mundo. Pero además de por su sabor, su forma redonda y plana las distingue de las francesas más hondas y alargadas, también muy famosas las Guillardeu.
Las ostras francesas se suelen acompañar en el país galo con unas rebanaditas de pan negro y mantequilla. Aquí, las ostras gallegas se toman solas o con unas gotas de limón que dispara todo su sabor.
Para disfrutar las ostras, una vez abiertas hay que desprenderlas con cuidado y sin perforarlas del callo que las une a su valva inferior, oler su delicioso aroma limpio y yodado (si no es así, devolverlas sin pudor) y disfrutar de un delicioso bocado de mar. Sobre cómo acompañarla, una copa de cava o buen champagne, albariño o vino blanco si se antoja: Chardonnay, por supuesto bien fresquito y sobretodo que no falte: buena compañía. Entonces el placer está servido.